Imagina que estás navegando en un río caudaloso que representa tu vida. Este río está lleno de experiencias, relaciones, emociones y situaciones que te acompañan en el viaje. A medida que remas, llevas contigo diferentes «botes» cargados con estas circunstancias. En aguas tranquilas, todo fluye armoniosamente y parece que todo está en sintonía con tu rumbo.

Sin embargo, en algún punto, el río cambia. Puede volverse más rápido, más turbulento, o bifurcarse en múltiples direcciones. Entonces, te das cuenta de que algunos de los «botes» que llevas contigo ya no se adaptan a este nuevo tramo del río. Tal vez son demasiado pesados, tal vez están diseñados para otra clase de aguas, o simplemente ya no te sirven en este momento.

Intentas aferrarte a ellos mientras sigues avanzando, pero pronto notas que mantenerlos contigo hace que remar sea mucho más difícil. Los lazos que te unen a ellos se tensan y generan resistencia. El río comienza a arrastrarte hacia atrás o a desequilibrarte, y el esfuerzo por seguir adelante se vuelve abrumador.

Finalmente, llega un momento de claridad: para continuar navegando con fluidez y llegar a donde realmente deseas, necesitas soltar algunos de esos «botes». Aunque al principio puede doler o generar miedo, el acto de soltarlos trae una sensación de ligereza. Al hacerlo, puedes moverte con mayor libertad y adaptarte mejor al flujo natural del río.

A medida que sigues navegando, descubres nuevos «botes» que encajan mejor con tu viaje actual: experiencias, relaciones y oportunidades alineadas con tus valores y propósito. Entiendes que dejar ir no es un fracaso, sino una parte natural del proceso de cambio y evolución.

Objetivo:
Esta metáfora ayuda a trabajar la aceptación, el desapego y la importancia de vivir en sintonía con los valores personales. Es útil para quienes luchan con el cambio, la pérdida o el miedo a soltar cosas del pasado que ya no les sirven.

Lecciones clave:

1. Fluir con el río: La vida está en constante cambio, y resistirse a su flujo puede generar sufrimiento.
2. Soltar lo que ya no sirve: Aferrarse a experiencias o relaciones que no están alineadas con tu camino actual solo dificulta el progreso.
3. Aceptar la pérdida como parte del crecimiento: Dejar ir abre espacio para nuevas oportunidades y aprendizajes.
4. Seguir tus valores: Navegar hacia lo que realmente importa te ayuda a encontrar mayor paz y propósito.

Ejemplo terapéutico:
Un terapeuta podría decir:

• «Imagina que estás en ese río ahora mismo. ¿Qué ‘botes’ estás llevando contigo que podrían estar haciéndote más difícil avanzar? ¿Qué podrías soltar para navegar con mayor fluidez?»
• O plantear: «Si eliges soltar esos botes, ¿qué podrías ganar? ¿Cómo se sentiría remar más ligero y en sintonía con la corriente?»

Ejercicio práctico para clientes:

1. Identifica tus botes: Haz una lista de las cosas (relaciones, hábitos, emociones, creencias) que actualmente te están generando resistencia o carga.
2. Evalúa su propósito: Reflexiona sobre si cada «bote» aún te sirve en tu camino actual o si estás aferrándote a él por hábito, miedo o culpa.
3. Practica soltar: Visualiza el acto de soltar esos botes y cómo sería remar más ligero. Puedes acompañarlo con un gesto simbólico, como escribir en un papel lo que deseas soltar y luego destruirlo.
4. Redescubre tus valores: Identifica lo que realmente importa para ti y enfócate en remar hacia esos objetivos.